Una buena nutrición mejora definitivamente el estado general del organismo, y para algunos pacientes se trata de preservar y mejorar la calidad de vida. Las semillas de lino son buenas para ayudar a resolver los problemas digestivos. Cuando se ponen en remojo en agua hirviendo y se infusionan, las semillas forman una mousse espesa y sabrosa. Crea una capa protectora en la superficie interna del estómago, protegiéndolo de los jugos digestivos.
La fibra contenida en las semillas trituradas ayuda a «engañar» al estómago haciéndole sentir lleno más rápidamente y acelerando el movimiento de los alimentos a través de los intestinos. Gracias a estas fibras alimentarias, el organismo se limpia de toxinas. Esta dieta saludable también favorece la pérdida de peso y mejora la piel, el cabello y las uñas dañadas.
Las mujeres de edad apropiada, tomando dos cucharadas de semillas de lino trituradas al día, se alivian durante la menopausia, porque estas semillas contienen fitoestrógenos, similares a las hormonas femeninas.
Las semillas de lino son un producto natural completamente inofensivo, es imposible envenenarse con ellas, es difícil tener una sobredosis. Sin embargo, hay algunas advertencias sobre su consumo.
¿A quién puede perjudicar la linaza y cómo?
Los efectos laxantes de las semillas de lino pueden empeorar la situación de las personas que sufren de inflamación intestinal. Los cálculos renales y de la vesícula biliar también son una contraindicación. Las mujeres a las que se les ha diagnosticado endometritis, fibroma uterino o fibrosis poliquística no deben consumir preferentemente productos de linaza. Hay que desaconsejar el uso de estas semillas a las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia: en estos casos, es mejor estar tranquilos.